10/19/2011

!! ANTECEDENTES !!

CONFLICTIVIDAD ESCOLAR Y FOMENTO DE LA CONVIVENCIA


Valentín Martínez-Otero Pérez
En este artículo se reflexiona sobre la conflictividad escolar, y, en particular, sobre los problemas que con más frecuencia surgen entre los alumnos o entre estos y los profesores. En numerosos centros escolares se quiebra la convivencia, hasta el punto de hacer imposible la formación. La dificultad de analizar en toda su extensión el fenómeno de la violencia en las aulas lleva al autor a realizar una revisión de los principales problemas existentes, con el propósito de conocer mejor esta realidad, y, a la vez, con el de estudiar qué posibles vías conducen a su solución. Se describen, por lo mismo, algunos de los comportamientos antisociales escolares más frecuentes, y se señalan algunos cauces de intervención: la disciplina, la mediación, la competencia social, etc. Para organizar la actuación educativa en la compleja constelación estructural de los comportamientos antisociales, se propone una distribución cuatripartita que permite avanzar hacia la convivencia en los centros educativos.
Numero 46 25 de abril de 2008
http://www.rieoei.org/rie38a02.htm
LA VIOLENCIA EN LAS ESCUELAS: UN PROBLEMA ACTUAL A SOLUCIONAR POR LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y LA SOCIEDAD


Mario Hernández Nodarse
En el artículo se da a conocer  la amarga realidad vivida diariamente por muchos niños y jóvenes del mundo, que se convierte en el blanco  perfecto para que aparezcan actitudes violentas, las que de forma creciente y casi inevitablemente, irrumpen en las escuelas contaminando los ambientes de aprendizajes y la vida escolar.
Se ha comprobado que los jóvenes que son portadores o víctimas de las realidades difíciles, son más proclives a la violencia que otros, manifestando problemas de identidad, de deserción, de bajo rendimiento académico, de relación con sus homólogos y con el personal pedagógico, de baja tolerancia a la frustración, evidenciando frecuentemente actitudes agresivas de forma injustificada frente a ciertas circunstancias y situaciones escolares.
La agresividad en Educación Infantil. Orientaciones  para maestros y maestras.
Federación de Enseñanza de CC.OO de Andalucía.
La agresividad infantil, es uno de los problemas más frecuentes que podemos encontrar  en el aula, siendo este comportamiento mucho más frecuente en los primeros años y luego va disminuyendo.
A continuación se ofrecen unas orientaciones generales sobre el manejo de algunas conductas agresivas que presentan algunos  niños/as:
     *Hay que establecer los límites de la conducta y definir lo que se puede  o no se puede hacer. Las reglas han de ser claras y concretas, también es bueno explicarles el por qué de las reglas y para qué sirve cada una. 
     *Hablarle con respeto y calmar: Es necesario hablar al niño/a con respeto en todo caso, pues no podemos exigir algo si nosotros/as mismos no somos capaces de realizarlo.
      *Reducir el contacto con los modelos agresivos, mostrarle diferentes formas con las cuales puede solucionar sus conflictos, y servirles de ejemplo utilizándolas nosotros mismos cuando tenemos algún conflicto en clase o fuera de ella.
      *Evitar enfrentamientos ya sea con los adultos/as o con los mismos compañeros/as.
Buscar y resaltar aquello que hace bien, sus logros, habilidades, cualidades, antes que castigar lo que no nos gusta. Ya que les suele gustar más cuando elogiamos algo, y puede ser que la conducta se repita porque le agrada.
“Factores de riesgo, factores protectores y generalización del comportamiento agresivo en una muestra de niños en edad escolar”.
Héctor Ayala Velázquez 

El objetivo del presente estudio fue identificar y describir los factores asociados con la presencia y mantenimiento de la conducta agresiva en los niños Mexicanos de edad escolar, así como la predicción de este comportamiento en otros escenarios, particularmente en la escuela. Para ello, se trabajo durante tres años con 345 niños de siete escuelas oficiales del nivel básico, en la Ciudad de México. Se clasificó a los alumnos en dos grupos, con conducta agresiva y no agresiva. Se aplicaron diversos instrumentos de evaluación relacionados con los procesos de crianza infantil.

Los resultados señalan la presencia de factores de riesgo asociados con la conducta agresiva del niño, y factores predictores de la conducta agresiva del padre. Siendo un determinante importante la personalidad de padre e hijo, así como el tipo de relación existente, identificándose una disciplina irritable explosiva. 

                                                 Psicología de las conductas agresivas

http://chopo.pntic.mec.es/~fferna23/Documentos/conducta/conducta_3.pdf

Vol. 18, Nº. 2, 2002 , págs. 293-304

El problema del niño agresivo.

Los autores de este artículo mencionan que uno de los principales problemas que se presentan en la etapa escolar es las conductas agresivas que muestran los niños, y esta es una de las principales quejas de los profesores y padres, pues les es dificultoso el resolver este problema. Existen pues, niños que muestran agresividad con sus compañeros y rebeldía con sus profesores, esta conducta requiere un tratamiento especial, lo que a veces los padres o profesores no llegan a entender.
Un comportamiento excesivamente agresivo en la infancia predice no sólo la manifestación de agresividad durante la adolescencia y la edad adulta, sino la existencia de una mayor probabilidad de fracaso académico y de la existencia de otras patologías psicológicas durante la edad adulta, debido fundamentalmente a las dificultades que estos niños encuentran en socializarse y adaptarse a su propio ambiente.
También definen Las conductas agresivas son conductas intencionadas, que pueden causar daño ya sea físico o psíquico. Conductas como el maltrato físico, la burla, la ofensa, las rabietas, las palabras inadecuadas para llamar a los demás, etc.
Todo lo anteriormente resulta de suma importancia en nuestra sociedad actual, pues ella está constituida de ciudadanos que, en el mejor de los casos, deben cumplir y respetar las normas y vivir en paz y armonía. Sin embargo, esto se rompe con personas que manifiestan conductas agresivas y provocan hostilidad y rechazo en los demás.
LA PREVENCIÓN TEMPRANA  DE LA VIOLENCIA.
Autores: Ronald G. Slaby, Wendy C. Roedell, Diana Arezzo y Kate Hendrix. 
Estos investigadores exponen sobre sus  exploraciones y su gran experiencia en el campo de la prevención y  el tratamiento de la agresión infantil y juvenil. Sus aportes teóricos  son diversos y valiosos. Se  extienden en detalle en la  exposición sobre asuntos como, la influencia del modelaje del maestro en los niños, los efectos de los medios de comunicación en la agresión de los pequeños, las técnicas para la modificación de las conductas agresivas en los menores, los tipos de consecuencias planeadas (en lugar de las “sanciones” ) que el profesor puede aplicar, los roles de  agresor, víctima y espectador necesarios en toda escena violenta, las formas de desmantelar estos roles.
El tratamiento de la agresividad en los niños  servirá para poder darle al docente o a los padres de familia algunas herramientas para el manejo de los niños con esta problemática.
El tratamiento de la agresividad en un niño, en los casos que sea persistente su conducta agresiva, debe estar sometido a un profesional especializado. El tipo de tratamiento que se utilizará dependerá del resultado de la evaluación que se haga. Lo primero que harán será identificar, a través de observaciones, charlas y entrevistas, los antecedentes (causas y reacciones a la frustración) y los consecuentes (qué es lo que gana con la agresión) del comportamiento agresivo del niño.” 
Teniendo en cuenta de que la conducta agresiva de un niño es un comportamiento aprendido y como tal se puede modificar, la intervención de los padres bien como de los profesores es muy importante. El castigo físico no es aconsejable en ninguno de los casos porque sus efectos son generalmente negativos: se imita la agresividad y aumenta la ansiedad del niño. Si nos empeñamos en cambiar la conducta agresiva de nuestro hijo, y mantenemos la paciencia y la perseverancia, seguramente solucionaremos el problema.


ANÁLISIS DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR EN AULAS DE EDUCACIÓN PRIMARIA

La preocupación social por los problemas de convivencia en los centros educativos ha incrementado el número de estudios y propuestas de intervención relacionadas con este tipo de conductas disruptivas en los últimos años (Consejo Escolar de Andalucía, 2006; Gómez- Bahillo y cols., 2006; Aznar y cols., 2007).
En ocasiones, los desacuerdos y enfrentamientos intra o intergrupales pasan a tener un carácter violento o destructivo que hace desaparecer la convivencia y pone en peligro la integridad psíquica y física de las personas (Martínez-Otero, 2001). Por tanto, estaríamos ante un problema de violencia que, como define Ortega (1997), se produciría cuando: un individuo impone su fuerza, su status o su poder contra otros de forma que les ocasiona algún tipo de daño físico o psicológico, sea de forma directa o indirecta.

Los problemas de convivencia escolar dentro del conjunto de interacciones que se producen dentro del ámbito educativo. Es decir, hay conflictos generados por los alumnos, pero también los hay por expectativas o exigencias exageradas en los programas, por problemas en la organización de la escuela sin olvidar los conflictos generados por la falta de implicación de las familias en la escuela. Los padres son, a menudo, verdaderos impulsores de las actitudes de la discriminación y de los actos antisociales que sus hijos muestran en las aulas, de tal manera que, como señala Martínez-Otero (2001), en los centros la violencia del sistema escolar no es algo aislado, sino que está interconectada con la violencia social, familiar, etc. Por tanto, no es extraño que un gran número de docentes se sientan impotentes para atajar los comportamientos antisociales que surgen en las aulas.
Ruíz, R. P. Análisis de la convivencia escolar en aulas de educación primaria. Universidad de Murcia España. Recuperado de http://www.rieoei.org/expe/3839Garcia.pdf el 18 de octubre de 2011.

LA VIOLENCIA SIMBÓLICA EN LA ESCUELA PRIMARIA: UN ESTUDIO DE CASO EN LA CRUZ ELOTA SINALOA.

Desde que la educación existe en la vida del ser humano como objeto de culturización y reproducción, se ha presentado con frecuencia actos de violencia.

Actualmente, en nuestras escuelas de violencia siguen dándose a cada momento, debido, a una diversidad de motivos entre los cuales se puede mencionar; el autoritarismo, la desigualdad económica, las diferencias culturales, la arbitrariedad cultural.
La violencia que más se presenta es la violencia simbólica, es decir, que el docente trata de imponer los saberes que se le dan en sus planes y programas de estudios, además de inculcar la arbitrariedad cultural.
La escuela como espacio social, también reproduce en su organización las jerarquías y las desigualdades sociales, ya que se encuentra estructurada arbitrariamente en forma similar a como se encuentra dividida la sociedad.
Cuando el niño entra a la escuela es como si entrara en un mundo al cual deberá adaptarse, en el que adquirirá conocimientos, habilidades y compartirá sus experiencias que le servirán para integrarse a la sociedad a la que pertenece y que de no lograrlo será rechazado y marginado por sus compañeros, es en las escuelas donde el sujeto conoce el éxito o el fracaso, la frustración, la valoración o desvalorización de su trabajo. Fracasos que dejan al niño marcado de por vida, ya que la mayoría dejan la escuela porque se consideran o los consideran inadaptados al I nivel escolar. Porque el niño al ingresar deja de ser él, para empezar a ser lo que se quiere que sea.
Heras, G. M. y Sarabia, A. E. La violencia simbólica en la escuela primaria: estudio de caso en la Cruz Elota Sinaloa. Secretaría de educación pública, Universidad Pedagógica Nacional, Culiacán Rosales, Sinaloa. Recuperado de http://biblioteca.ajusco.upn.mx/pdf/14881.pdf el 18 de octubre de 2011.

ANÁLISIS CUALITATIVO SOBRE LAS CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS AGRESIVAS ENTRE ESTUDIANTES

En un estudio donde participaron 59 centros educativos de la Comunidad  de Madrid. Un total de 5.327 estudiantes divididos en dos grupos en función del nivel educativo en el que se encontraban. El primero de ellos agrupa a alumnos/as entre 1º y 4º de Primaria; el segundo integra a los alumnos/as de 5º y 6º de Primaria, Secundaria, Bachillerato, Ciclos Formativos y Garantía Social.

El primer grupo está formado por 1.502 alumnos/as (28,20%) de 1º a 4º de Primaria, de los cuales 840 son niños (55,93%) y 662 son niñas (44,07%). El segundo grupo está constituido por 3.825 estudiantes (71,80%) de 5º y 6º de Primaria, Secundaria, Bachillerato, Ciclos Formativos y Garantía Social, de los cuales 1.870 son chicos (48,9%) y 1.955 son chicas (51,1%).

Mencionan en dicho estudio que Según los especialistas, parece existir un cortocircuito provocado por una intensa agitación emocional y el deseo de herir, lo que la convierte en impulsiva (involuntaria o expresiva), de tal manera que, cuanto más activada emocionalmente se encuentre la persona, más difícil será poner en práctica conductas positivas de respuesta a situaciones conflictivas (Cerezo, 1996, 1998; Goldstein y Keller, 1991).

A esta teoría de la reactividad hay que sumarle la teoría de los dos factores (factor afiliación y factor poder) en la que la violencia que ejercen los escolares se explica en parte por la necesidad de integrarse y, a la vez, de destacar entre sus iguales. El alumno violento necesita afiliarse al grupo, no con un perfil plano, sino con un perfil de miembro importante, y para ello utiliza su situación de poder en el grupo.


NEUROBIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA EN LA  INFANCIA Y ADOLESCENCIA

El cerebro es un órgano básicamente neuroquímico. La visión neuroquímica del cerebro complementa a la anatómica. Sin embargo, la situación es compleja, ya que un solo neurotransmisor puede estar implicado en numerosas funciones dependiendo del neuroreceptor en el que actúa. Para entender el control cerebral de la agresividad es necesario saber  cómo interactúan las estructuras modulares y las sustancias químicas que denominamos neurotransmisores.

En definitiva, la alteración en un determinado sistema puede alterar a otros sistemas y una  conducta tan compleja como la agresividad está controlada por una gran variedad de neurotransmisores.

El sistema límbico está particularmente asociado con la conducta agresiva. Está formado por  las siguientes estructuras: la amígdala, el hipotálamo, el septum, el estriado ventral, el hipocampo, frontal orbitario y el córtex cingulado, entre otras.

Aunque han proliferado las investigaciones sobre el rol de la serotonina en las conductas autolíticas violentas (conductas de autoagresión), la asociación encontrada ha sido relativamente significativa. La agresividad impulsiva en pacientes con trastornos de personalidad, psiquiátricos y normales  correlaciona con una baja actividad de serotonina. Una  conducta impulsiva, conductas destructivas con agresión y violencia se han relacionado con  bajas concentraciones en LCR de 5-hidroxi-indolacético. También se han encontrado en niños  con crueldad hacia los animales y con conductas disruptivas.




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